martes, 9 de septiembre de 2008





EL SONIDO DEL SILENCIO

Juan, un chico de 18 años al que le gusta vivir la vida sin impedimentos a pesar de su problema para oír.


A pesar de ser sordo, Juan, es un joven que no tiene miedo a nada ni a nadie. Le gusta hacer la vida normal de un joven cualquiera: salir, ir al cine, ver la tv, bailar, pasear, llevar la moto, etc. El sueño de su vida es ser bailarín de discoteca (gogó), pero cree que nadie le daría la oportunidad por ser sordo.

Juan o Juanxo, como le gusta que le llamen, se despierta cada día alrededor de las una del medio día. Saca a sus perros; va al gimnasio; posteriormente al autoescuela; a casa de su mejor amiga, otra chica sorda con la que se pasa el día hablando.

“a veces se agobia”

La gente, al no saber su problema de audición, cuando se acerca a él, éste no se entera a veces de mucho de lo que dicen, sobre todo le ocurre en la discoteca, y a veces se agobia.

“Es muy fácil leer los labios”, afirma Juan. Al no poder oír bien todo lo que dice la gente cuando le hablan, su manera para poder llegar al entendimiento es mediante la lectura de labios. Si bien, para poder comunicarse con él, cuando se gesticule con los labios, la persona debe al menos hablar con voz, si solo gesticula no puede llegar a entenderlo perfectamente. Con el conjunto de labios y voz, él lo procesa y lo entiende todo.

Juan, casi siempre lleva en la oreja un audífono, aparato destinado a personas sordas que amplifica y mejora los sonidos. Con el aparato, las personas sordas pueden oír mucho mejor los sonidos. En especial, para Juan, el audífono le ayuda a oír frases o palabras cortas. Cuando la frase es muy larga, él no puede llegar a entenderlo bien.

“vivo el ritmo como nadie”

Juan hace una vida normal, le encanta bailar, pero ¿cómo lo hace sin poder oír?

“Cuando bailo en la discoteca, lo hago gracias a las vibraciones que siento en el cuerpo, con lo que vivo el ritmo como nadie y, encima, sin padecer las molestias del estruendo discotequero”, comenta Juan. Los sordos entienden perfectamente la melodía de las canciones. Además de bailar, le encanta ir en moto a todos sitios. No tiene miedo cuando conduce, y está deseando sacarse el carnet de conducción de coche.

Su serie de televisión favorita es “la Lola”. Cada tarde la ve, gracias a los subtítulos que las televisiones tienen.

“la palabra inferioridad se ha borrado de mi mente”

“Muchas veces me he sentido inferior a los demás, pero desde que he empezado a descubrir que yo puedo hacer todo lo que una persona cualquiera hace en su vida cotidiana, la palabra inferioridad se ha borrado de mi mente”, afirma Juan.

En el instituto, le han ayudado mucho ya que para cada clase contaba con un intérprete. Básicamente, el intérprete para sordos tendrá como función principal traducir el idioma castellano al lenguaje de señas o signos, las comunicaciones que deben efectuar las personas sordas con personas oyentes.

En cuanto a su vida sentimental, ninguna pareja le ha dejado nunca por ser sordo, ni ningún amigo le ha dado la espalda.

Para finalizar, hay que decir que hablar con el de “tú a tú” es muy fácil y puede haber una comunicación perfecta entre los dos.

SOÑAR NO CUESTA NADA

Juan sueña con poder llegar a recuperar el oído gracias a algún avance en el ámbito de la tecnología o la medicina, y poder llegar a oír a su cantante favorita, Mónica Naranjo, poder relacionarse perfectamente con la gente, oír a su madre, gritar al mundo que por fin tiene la plena felicidad, ver su serie favorita sin tener que estar pendiente a los subtítulos, etc. Mientras eso llega, Juan vive el día a día muy alegre, y hace todo lo que cualquier persona hace a lo largo de un día.

UN PSEUDO-AMOR CONVERTIDO EN AMOR PURO





UN PSEUDO-AMOR CONVERTIDO EN AMOR PURO

Cristina Cendal, de 19 años, es una chica con una personalidad y una entereza dignas de reconocimiento ya que consiguió perdonar a su pareja tras haber hecho todo lo inimaginable para conseguirla

Cristina hace un año era una niña inocente ya que no se dio cuenta de que su pareja, con la que llevaba un año a pesar de no haberse visto nunca, era una chica. Siempre hablaban por teléfono y por sus cuentas de correo electrónico. Actualmente, Cristina ha dejado de ser esa chica inocente y dulce para ser una persona de gran sagacidad.

Todo comenzó una tarde de verano. Cristina llegaba de la playa con su hermana y decidieron nada más llegar a casa encender el ordenador. La hermana, Ana , miró un perfil que tiene en Internet para conocer a chicos y le comentó a Cristina que se hiciera uno ella, ya que así conocería a multitud de chicos guapos. Cris decidió crearse uno.

Días después, Cristina encontró un mensaje en su perfil de un chico, que decía: “Me encantaría conocerte. Eres muy linda”. Ella le contestó y también le dijo que quería conocerlo. A los pocos días, se dieron los números de móvil y se mandaban mensajes. Sin embargo, un día en el que Cristina, también apodada Duna, estaba de vacaciones con sus amigas, recibió la primera llamada por parte del chico del perfil. Fue la primera vez que se dijeron mutuamente un “te quiero”. Ella no se esperaba esa llamada, pero al colgar se sintió muy contenta por haber hablado con él.

Duna es cacereña y trabaja actualmente de peluquera. Es una chica extrovertida y muy enamoradiza.

Cristina no se podía quitar de la cabeza al chico y todos los días soñaba con poder conocerlo.

“Cristina se quedó destrozada y “rota” de dolor”

Un mes después el chico, Alex, prometió ir a verla y Duna se hizo muchas ilusiones. Ésta se hizo sus maletas, cargadas de ropa, para hacer esa escapadita con su chico. El día en que se iban a ver llegó, pero él la llamó diciéndole que no podía ir a verla al final. Cristina se quedó destrozada y “rota” de dolor.

El siguiente mes, Octubre, vino cargadito de emociones ya que Cris le dijo por teléfono que quería ser su novia y Alex colgó. Ella no sabía porque había colgado, si bien porque él no la quería o por que tendría novia. Estaba descolocada. Pero poco tiempo después, recibió un mensaje de Alex en el que decía que si quería estar con ella.

Al poco tiempo, Alex le dijo a Duna que su abuela murió y ésta estuvo en todo momento dándole su apoyo ya que no podría soportar tanto dolor si le pasara algo a su chico.

“siempre quería ir a verlo, pero él nunca quería”

En la Nochevieja de 2005, habían quedado para verse y él no llegó. Duna volvió a defraudarse y a empezar a sospechar que nada le cuadraba. Ella siempre quería ir a verlo, pero él nunca quería.

Tras volver a la normalidad, Alex un día le presentó a su prima Vero por Internet.

En Septiembre de 2006, mientras Duna estaba en clase, recibió un mensaje al móvil en el que Alex ponía que estaba en Sta. Marta, un pueblo de Extremadura. Duna, con una amiga de clase, pidió un taxi dirección a ese pueblo. Cuando estaba de camino, Alex le dijo que estaba en Badajoz y que lo habían secuestrado. Sta. Marta es un pueblo que está en Cáceres y también en Badajoz. Duna fue al de Cáceres. El taxista, lo oyó todo y le comentó a Duna que llamara a la policía y que la dejaría a ella y su amiga en la puerta de la Guardia Civil.

Duna puso una denuncia por el secuestro y la Guardia Civil de Cáceres mandó helicópteros, bomberos y policías provenientes de Madrid. Se dirigieron a Badajoz, pero nunca lo encontraron.

“se dio cuenta de que su novio no existía”

La policía pidió a Cristina que diera el nombre completo de su novio. Al introducir ese nombre al ordenador, vieron que no existía tal nombre. Duna se dio cuenta de que su novio no existía y no podía entender nada. Fue a casa para recoger todas las cartas que tenía de su “inexistente novio” para poder seguir el rastro y descubrir quien sería el que estaba detrás de todo.

“ella no tenía novio, había tenido novia”

La Guardia Civil pronto dio con la verdad y le afirmó a Duna que ella no tenía novio, había tenido novia. Ella se quedó en blanco, sin poder reaccionar. El “chico” del que estaba enamorada no era ese chico imaginado, era una chica. Se llamaba Vero. Duna lo encajó todo y se dio cuenta de que esa Vero era la supuesta prima de su novio, y ya sabía porque nunca se habían visto.

Cristina no sabía realmente que hacer ya que todo lo que había vivido era mentira. Tiró todas las cosas que tenía de Vero y no quiso saber nada más sobre ese tema. Sus padres le quitaron Internet y querían llevarla a un psicólogo.

Duna a partir de todo lo ocurrido, no quería ir sola a ningún lado porque creía que la espiaban.

Días después, Duna reflexionó sobre todo y no podía creer que ese amor que había sentido tan fuerte, en realidad lo había sentido por una chica. Cristina nunca se percató de que la voz que escuchaba en el móvil era la de una chica. Ella ya había unido la cara del chico a la voz. Sus amigas le advirtieron siempre que parecía una chica y llevase cuidado.

Al tiempo, Cristina rehizo su vida y salió con un chico. Mientras estaba con ese chico, un día recibió un ramo de flores a su casa que provenía de Vero. Duna le mandó un mensaje al móvil en el que le daba las gracias por el detalle, pero en realidad se sentía acosada.

Los padres de Duna decían que estaba loca. Su novio se reía de ella porque lo veía todo surrealista.

Un mes después, Cristina le mandó otro mensaje. Esta vez para decirle que se olvidara de ella porque iba a tener un hijo con su novio.

Cristina creía que ya había superado todo lo ocurrido, pero se dio cuenta de que en realidad no estaba superado y decidió mandarle un nuevo mensaje a Vero en el que decía que no la podía olvidar.

Vero estaba condenada por suplantación de identidad, falso secuestro y daños psicológicos. Duna declaró y contó toda la historia y le preguntó la Guardia Civil si quería llevar todo el caso por vía penal. Duna dijo que sí porque pensaba que era la única manera de obligarla a que se vieran. La noticia de la historia salió en el periódico “20 minutos”.

“se quedó en 50 Kg”

Duna adelgazó 9 Kg., y se quedó en 50 Kg. Se le iban las ganas de vivir, siempre estaba llorando y su familia no la podía dejar sola.

Poco a poco dejo de lado a su novio y fue acercándose de nuevo a ella. Al poco tiempo decidieron verse.

Vero para poder ir a Cáceres, tuvo una relación con un chico murciano. Pero toda su familia era de Cáceres. Vero decidió convencerlo para ir, ya que podría verla. Ella no le comentó nada de porque quería en realidad ir con tantas ganas a Cáceres.

“y le dijo suavemente en el oído que la amaba”

El encuentro se realizó en un bar de la estación de tren de Cáceres. Al principio fue frío. Estuvieron bebiendo todo el día: Vero, su novio, Duna y sus amigas. Vero le pidió a Duna que la acompañara al servicio para decirle una cosa. Duna aceptó. En el lavabo, Vero le pidió perdón y le dijo suavemente en el oído que la amaba. A Duna le gustó en realidad lo que había oído y sin miedo decidió darle un beso en la boca. Así sellaron su amor.

Al volver a Murcia, Vero dejó a su novio y volvió con el amor de su vida, Duna.

Actualmente llevan dos años juntas y están muy enamoradas. Tienen muchos planes de futuro.

Actualmente no vive la una sin la otra.